Anoche me sentí atada de pies y manos. Una
presión en mi cuello de dedos grandes, toque tus brazos corpulentos. Me
desperté y aún sentía la fuerza en mi cuerpo. Desconcertada por lo sucedido
bajé las escaleras de mi cama y cuando iba ya por el pasillo note mi ojo hinchado, pero lo relacione a mi agotamiento. Me bebí un vaso de leche y me dirigí hacia la cama. Cogí el edredón y lo lleve hasta mi cuello, para engañar que aún sentía el dolor del daño ya hecho, cerré los ojos y respire. Me dormí asustada y hoy que lo escribo pienso que significado tiene, y no lo encuentro.