miércoles, 22 de febrero de 2012

Un viejo recuerdo...

Bajamente recuerdo
como cada tarde subía por aquella escalera,
quitaba las sábanas y bajo ellas me posaba.


El me arropaba y a mi lado se quedaba,
y cuando yo no le veía
corría y corría
y bajo la almohada ponía
lacasitos para mí.
 
Y yo al despertar
ilusionada por aquella magia,
los metía en mi boca,
y dulce como este recuerdo estaban.
 
Y ahora que ha pasado el tiempo
cada vez que un lacasito saboreo,
recuerdo el olor de aquellas sábanas a su lado,
y el perfume que con amor
en el mismo cajón conservo
desde que él se fue al cielo.
 
En el mismo espacio
en el que sus fotos guardo
¡y lo guapo que esta!,
tan galán,
tan caballero.
 
Y es que la nostalgia es tan triste
que lloro pensando en quien la siento,
pero con alegría y orgullo de que lo que el dejo,
lo cuidare,
y con el mejor recuerdo saliendo de su boca,
lo recordare.
 
Lo que más echo de menos
es su boca llamándome
"ratita, ratita"- decía.
Y podéis imaginar,
que ni un segundo pensármelo quería,
y como él hacía yo también corría,
para intentar salvarle la vida.
 
No llegue,
Pero lo intente.
 
Y por último,
siempre recordare como tras la línea de teléfono
me decía que si, que caso me haría,
y como su último adiós fue tan suave,
tan....


Permitirme que el último recuerdo me lo quede para mi es lo único que aún nos queda solo nuestro.